Australia declara la guerra al desperdicio de alimentos

El primer supermercado de alimentos reciclado de Australia, operado por la organización de rescate de alimentos OzHarvest en Sídney, da una segunda oportunidad a alimentos destinados a los vertederos.

19 de mayo de 2025RedacciónRedacción
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En Australia, con 24 millones de habitantes, los consumidores desechan el 20% de los alimentos que compran, lo que resulta en más de cuatro millones de toneladas de basura anuales. Australia produce alimentos suficientes para dar de comer a 60 millones de personas al año, pero más de 600,000 personas -un tercio de ellas niños y niñas- buscan ayudas alimentarias cada mes.

A nivel global, un tercio de los alimentos producidos para consumo humano -alrededor de 1,300 millones de toneladas, se desperdicia anualmente, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El desperdicio es especialmente evidente en el comercio minorista, donde grandes cantidades de alimentos se desechan debido a estándares de calidad que priorizan la apariencia, según la FAO.

Alternativas

Supermercados como OzHarvest buscan cambiar estos números. Además de las personas necesitadas, hay quienes quieren participar en esta economía colaborativa y colectiva como una forma de enfrentar la codicia del capital, muy instalada en la Industria alimentaria. Desde su apertura, OzHarvest, regsitra largas colas de desempleados, madres solteras y estudiantes que se han formado para llevarse bolsas llenas de alimentos. Este establecimiento toma productos sobrantes que suelen desechar supermercados, aerolíneas y otros proveedores, y los ofrece gratis. Se espera, además que con con el tiempo, esta tienda aumente la conciencia sobre la vida sostenible.

Lo que comemos o desechamos es solo la punta del iceberg. En el proceso de producción se utilizan enormes cantidades de recursos como fertilizantes, combustible, tierra y agua para cultivar y empaquetar alimentos.

Otro ejemplo australiano de economía sostenible y colaborativa es FareShare. Desde esta organización se combate el desperdicio cocinando grandes cantidades de alimentos que los agricultores y fabricantes no pueden vender, o que están próximos a vencer, en una cocina de 500 metros cuadrados en Melbourne, para luego congelarlos y distribuirlos a personas desfavorecidas.

Por su parte, Yume, -otra ONG colaboritativa del mundo de la alimentación- es una plataforma en línea que conecta a proveedores y compradores de excedentes difíciles de vender a precios muy reducidos. Estos excedentes pueden incluir pedidos cancelados, productos mal etiquetados, renovaciones de marca o especificaciones que no cumplen con los requisitos de los minoristas.

Incluso instituciones públicas como escuelas, hospitales y prisiones podrían hacer sus compras de alimentos más sostenibles adquiriendo excedentes a través de plataformas como Yume. Esto evitaría más desperdicio de alimentos y sería bueno tannto para el medio ambiente como para los bolsillos de la gente, ya que se pagaría menos por la comida. Sería una victoria en todos los sentidos.

Si el gobierno se involucrara más, consideran con optimismno en Australia los activistas contra el desperdicio, y crecieran los incentivos como exenciones fiscales que reduzcan el exceso en las cadenas de suministro, se daría un paso gigantesco en el ahorro de alimentos.

 

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