PODCAST: ¿Cuánto pesan las parroquias en la vida de los barrios?

Punto de Encuentro, el Podcast se sumerge en el mundo de las parroquias, esta vez en El Agustino. ¿Cuál es su influencia? ¿Cómo se vinculan con la gente? ¿Cómo viven dentro de una comunidad diversa? Escucha nuestro podcast.

Actualidad02 de diciembre de 2025RedacciónRedacción
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Las Parroquias Latinoamericanas: 55 Años de la Opción Preferencial por los Pobres : De Medellín a la Amazonía en llamas (1968-2025)

En 1968, los obispos latinoamericanos reunidos en Medellín (Colombia) pronunciaron una frase que cambió para siempre la historia de la Iglesia en el continente: “Opción preferencial por los pobres”. Desde ese momento, la parroquia dejó de ser sólo un templo para convertirse en un hospital de campaña, un comedor, una escuela nocturna, una defensoría de derechos humanos y, en muchos casos, el único espacio seguro en medio de dictaduras, guerras internas y crisis económicas.

Los años 70 y 80: la parroquia como refugio  

En Brasil, las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) llegaron a contar con más de 100,000 grupos. En las favelas de Recife, la parroquia de Boa Viagem organizaba alfabetización siguiendo el método de Paulo Freire, mientras los militares allanaban casas. Eran tiempos de dictaduras militares en la región.

En El Salvador, la parroquia de Aguilares vio nacer el martirio de Rutilio Grande (1977), cuyo asesinato aceleró la conversión de monseñor Óscar Romero. En Chile, la Vicaría de la Solidaridad –impulsada por parroquias como La Estampa y San Cayetano– documentó 40,000 casos de tortura y desaparición entre 1973 y 1990.

En Perú, la parroquia se volvió el corazón de la resistencia ante la pobreza y la violencia. La reforma agraria de Velasco (1969-1975) desplazó a miles de campesinos hacia las ciudades, por lo que las parroquias de las zonas periurbanas de Lima (Villa El Salvador, San Juan de Lurigancho, Comas) abrieron sus puertas 24 horas.

En 1983, en plena guerra interna, la parroquia de La Oroya (en Junín) fue el único lugar donde los familiares de desaparecidos podían llorar sin ser vigilados por el Ejército o Sendero Luminoso. Cáritas Perú calcula que entre 1980 y 1992 las parroquias alimentaron diariamente a más de 450,000 personas mediante ollas comunes y comedores parroquiales.

Los 90 y los 2000: de la guerra a la reconstrucción

Cuando la violencia política disminuyó, la pobreza no lo hizo. En 1992, según el INEI, el 54,7% de peruanos vivía bajo la línea de pobreza. Las parroquias se reinventaron: en Ayacucho, la parroquia de Cangallo creó el primer banco comunal de mujeres quechuas; en Puno, la parroquia de Juli impulsó la crianza de truchas para comunidades aymaras del Titicaca. En la Amazonía, la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), con raíces parroquiales desde los 90, comenzó a denunciar la deforestación y el mercurio en los ríos, con párrocos como los actuales obispos David Martínez y Miguel Ángel Cadenas.

 2013-2025: Francisco, Laudato Si’ y la Iglesia en salida  

La elección de Jorge Bergoglio en 2013 fue un terremoto. Desde el primer día habló de “Iglesia pobre para los pobres” y eligió como ejemplo la parroquia de Villa 21-24 de Buenos Aires, donde había celebrado misa entre cartoneros.

En Perú, el impacto fue inmediato con su visita en el 2018 a Puerto Maldonado. Allí la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús se convirtió en centro logístico para 3,000 indígenas de 18 etnias. El Papa se quitó los zapatos para entrar en la maloca y escuchó durante tres horas los testimonios de contaminación por minería ilegal.  

Luego vino la pandemia. Se produjo una explosión de “comedores parroquiales- COVID”. Mientras que el Estado peruano tardó meses en entregar ayuda, más de 2,800 parroquias repartieron 18 millones de raciones de comida. Este es un dato oficial de la Conferencia Episcopal Peruana. En Villa María del Triunfo, la parroquia San Juan María Vianney atendió a 1,800 familias diariamente; en Iquitos, la parroquia San Martín de Porres organizó brigadas fluviales para llevar oxígeno a comunidades aisladas por el río.

La Amazonía hoy: parroquias en primera línea de fuego  

En 2025, la selva peruana arde literalmente. Según Global Forest Watch, Perú perdió 185,000 hectáreas de bosque primario solo entre enero y octubre. En el vicariato de Puerto Maldonado, la parroquia de Bélgica, en Madre de Dios, es el único centro de salud en 200 km a la redonda. El padre Xavier Arbex, un español de 78 años, recorre en lancha comunidades ese’ejas y yiné para llevar medicinas y denunciar la tala ilegal. En San Lorenzo, en la región Loreto, la parroquia Santa Rita de Casia mantiene un albergue para niñas rescatadas de trata, el cual atendió en 2024 a 127 menores.

Lima 2025: los nuevos pobres urbanos  

En la periferia limeña, y en la no tan periferia, donde la pobreza multidimensional alcanza al 41,7% (INEI 2023), las parroquias siguen siendo el primer y último recurso. En Pamplona Alta, la parroquia Cristo Salvador gestiona el programa “Techo Digno”, que ha construido 1,200 casas con techos de calamina y paneles solares desde 2018.

En Carabayllo, la parroquia Santa Rosa de Lima tiene un centro de rehabilitación para jóvenes adictos a la pasta básica de cocaína, que atiende a 280 chicos al año, muchos de ellos hijos de migrantes amazónicos.

Las parroquias latinoamericanas, y entre ellas las peruanas, no son reliquias del pasado: son estructuras vivas que han mutado con cada crisis. De las activadas políticamente en los 70, a las lanchas con oxígeno en pandemia; de las ollas comunes de los 80 a los paneles solares de 2025; todas ellas han demostrado que la “Iglesia en salida” no es consigna papal: es la cotidianidad de miles de sacerdotes, religiosas y laicos que siguen creyendo que la fe sin obras está muerta. En un continente donde el 29% de la población -en promedio- vive en pobreza, y donde la Amazonía se diluye, la parroquia sigue siendo el lugar donde el Evangelio se hace pan, techo y voz para quienes no tienen nada.

 

 

 

 

 

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