El ecosistema que arruinaría el muro de Trump

Especies amenazadas como el jaguar, el borrego cimarrón o el berrendo sonorense cruzan la frontera entre México y Estados Unidos, sin imaginar que hay líneas en el mapa. La promesa del presidente estadounidense Donald Trump de levantar un gran muro de cemento contra indocumentados y narcotraficantes, aquellos a los que llama "bad hombres", arruinaría uno de los ecosistemas del desierto más importante de Norte América.

Medio ambiente16 de mayo de 2025RedacciónRedacción
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  • Varias ONG mexicanas y estadounidenses ya preparan una ofensiva contra la iniciativa de Trump.
  • Un muro fronterizo gigante en medio de hábitat animal cortaría el flujo migratorio de algunas especies. 

Un cartel en pleno desierto avisa: "Cuidado, cruce de fauna". Está al pie de la carretera que conduce a la fronteriza ciudad de Sonoyta, en el noroeste mexicano. Venados, ocelotes, coyotes, berrendos, gatos monteses o lobos cruzan constantemente esta vía que bordea el límite entre ambos países, en una zona ecológica protegida por ambos Estados.

Es la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, declarada por la Unesco patrimonio de la humanidad y está ubicada en la estadounidense Arizona, en la llamada Cabeza Prieta National Wildlife Refuge, y al sur, en la mexicana Sonora. Son 90 km de los más de 3,000 que forman la frontera y, contrariamente a otros tramos, no tienen valla metálica.

Pero en este lugar donde se ha prometido levantar un gran muro de cemento contra indocumentados y narcotraficantes esta barrera podría provocar la desaparición de flora y fauna, e incluso comprometería la perennidad de recursos naturales necesarios para el hombre.

Solo hay un sencillo cerco que "fue diseñado especialmente para no lastimar a la fauna, para que no tuviera problema para cruzar", explica Miguel Ángel Grageda, responsable de recursos naturales de El Pinacate.

En esta zona la temperatura alcanza los 55°C, las lluvias son escasas y los animales recorren grandes distancias -más allá de las frontera- en busca de agua, alimento y refugio. Un muro arruinaría todo. "Si se pone un muro fronterizo gigante en medio de su hábitat, se cortaría el flujo migratorio para algunas especies, lo que les impediría recolonizar su territorio”, advierte Aaron Flesch, experto de la Universidad de Arizona.

Según Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, la débil población de jaguares en territorio estadounidense -apenas cuatro o cinco ejemplares- depende básicamente de la llegada de sus parientes desde tierra mexicana. Bloquear el paso de los animales supondría además el paulatino empobrecimiento de su diversidad genética.

Pero no es solo eso. Los animales de la zona que cuentan con pezuña son capaces de romper la costra que se forma en la tierra del desierto tras varios años sin lluvia, ayudando a que el agua permee al subsuelo. Y los herbívoros actúan como dispersores de semillas, por lo que la perennidad de la flora local también depende de su libre flujo.

"Cuando tú haces el muro, destruyes todo", sentencia Ceballos, asegurando que varias ONG mexicanas y estadounidenses ya preparan una ofensiva contra la iniciativa de Trump.

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