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Irlanda del Norte vivió una nueva noche de tensiones esta semana, por cuarto día consecutivo. En una ciudad -al suroeste de Belfast-, grupos de manifestantes se reunieron bajo consignas antiinmigrantes y se enfrentaron a las fuerzas del orden.
Derechos Humanos16 de junio de 2025A pesar de la lluvia torrencial, varias cientos de personas se congregaron en las calles de Portadown, y se produjeron enfrentamientos cuando los manifestantes arrojaron objetos a la policía antidisturbios, que estaba presente en gran número e intentó dispersar a la multitud.
Hasta ahora, la violencia se habían concentrado principalmente en Ballymena, a unos 50 kilómetros al noroeste de Belfast, donde extranjeros de un barrio de la ciudad y sus viviendas fueron blanco de ataques, y los choques con la policía dejaron unos 40 heridos entre las fuerzas del orden.
El jueves, la policía volvió a hacer un llamado a la calma y advirtió que actuaría con firmeza contra los alborotadores. Quince personas han sido arrestadas desde el lunes. Entre ellas, cuatro han sido acusadas, incluida tres jóvenes detenidos el jueves por su participación en las violencias.
Estos disturbios estallaron tras la acusación contra dos adolescentes de Europa del este por el intento de violación de una joven en Ballymena.
La policía, que calificó esta violencia de "racistas", no ha dado información sobre el origen de los dos jóvenes. Sin embargo, según los medios británicos, los dos muchachos se expresaron a través de un intérprete rumano durante su comparecencia ante el tribunal el lunes.
En Clonavon Road, donde ocurrieron la mayoría de los disturbios, pocas personas estaban dispuestas a hablar. En las calles vecinas, puertas y ventanas de varias viviendas muestran las marcas de la violencia; casas y comercios han sido incendiados. En casi todas las ventanas, se ven banderas del Reino Unido, de Inglaterra o de Irlanda del Norte como expresión antimigratoria.
El miércoles por la noche, individuos volvieron a atacar a las fuerzas del orden en Ballymena, y un centro comunal -donde familias desplazadas por los disturbios habían sido alojadas temporalment fue incendiado a unos 30 kilómetros de allí, sin que se lamentaran heridos.
Más allá de Ballymena
En Irlanda del Norte, las actitudes discriminadoras parecen haber sido influenciadas por incidentes específicos, como los disturbios recientes, donde el miedo y la percepción de amenaza han alimentado el sentimiento antiinmigrante, especialmente en comunidades que enfrentan problemas económicos y de vivienda.
Sin embargo, estudios y declaraciones de la socióloga Ruth McAreavey sugieren que, a lo largo del tiempo, Irlanda del Norte ha mostrado una tendencia a volverse más acogedora hacia los migrantes, con menor deseo de reducir la inmigración. Esto contrasta con narrativas promovidas por algunos políticos unionistas y activistas de extrema derecha, quienes han amplificado preocupaciones sobre la inmigración ilegal y la seguridad, a menudo sin evidencia sólida.
En la República de Irlanda, las actitudes son igualmente diversas. Aunque la mayoría de los irlandeses históricamente han sido emigrantes, la llegada masiva de refugiados -como los 65,000 en 2022 y casi 150,000 inmigrantes en el último año hasta abril de 2025- ha generado tensiones, especialmente debido a la crisis de vivienda y el costo de vida. Encuestas muestran que un 56% de Irlandeses considera que se han aceptado demasiados refugiados, y con ello las protestas antiinmigrantes han aumentado, a menudo impulsadas por desinformación en redes sociales y explotadas por la extrema derecha.
Sin embargo, líderes religiosos como el Arzobispo de Dublín, Dermot Farrell, y académicos como Anne Holohan destacan que la mayoría valora la contribución de los migrantes a la economía y los servicios, y condenan la retórica racista.
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