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Los "niños trituradores" o “breaker boys” tenían entre 8 y 12 años. Trabajaban en las minas de carbón de Estados Unidos a principios del siglo XX.
Derechos Humanos09 de julio de 2025Los "niños trituradores" o “breaker boys” tenían entre 8 y 12 años. Trabajaban en las minas de carbón de Estados Unidos a principios del siglo XX, en regiones como Pensilvania, Virginia Occidental y otros Estados del este. Su labor consistía en separar manualmente impurezas, como pizarra y roca, del carbón en las instalaciones de procesamiento conocidas como “coal breakers”.
Este trabajo era arduo, peligroso y se realizaba en condiciones extremadamente difíciles, lo que marcó un capítulo oscuro en la historia del trabajo infantil durante la Revolución Industrial.
El empleo de niños trituradores comenzó alrededor de 1866, durante el auge de la industria del carbón en Estados Unidos, particularmente en las minas de antracita de Pensilvania. En la medida que la demanda de carbón creció con la Revolución Industrial, esencial para la generación de electricidad, la maquinaria de fábricas y la calefacción el uso de mano de obra infantil, en condición de riesgo, se hizo más que evidente.
Eran mano de obra era barata -ganaban entre 50 y 75 centavos por hora, y sus manos pequeñas eran ideales para tareas manuales detalladas. Muchas familias pobres o de inmigrantes recientes de origen europeo como irlandeses, italianos, eslavos o fineses, dependían de los ingresos de sus hijos para sobrevivir.
Debían sentarse en bancos de madera sobre cintas transportadoras o canales. Allí separaban las impurezas del carbón a mano. Usaban sus botas para detener el flujo de carbón, seleccionaban las rocas y luego permitían que el carbón continuara hacia el siguiente niño en la línea de procesamiento. Era impensable contar con jornadas de ochos, ese derecho no se había convertido aún en una conquista de los trabajadores por lo que debían laborar 10 horas al día, seis días a la semana.
El ambiente era terrible, el entorno ruidoso, polvoriento y peligroso. La falta de luz natural y la densa nube de polvo de carbón requerían que algunos usaran lámparas en la cabeza para ver. Los niños sufrían amputaciones de dedos, manos o pies al quedar atrapados en cintas transportadoras o engranajes. Algunos morían aplastados por el carbón o maquinaria. También la exposición constante al polvo de carbón causaba asma y enfermedades pulmonares como la neumoconiosis o pulmón negro. Muchos niños desarrollaban enfermedades crónicas o morían antes de los 25 años debido a las duras condiciones.
Fue en 1885 que Pensilvania prohibió el empleo de menores de 12 años en los “coal breakers”, pero la ley se aplicaba de manera deficiente o no se aplicaba. Incluso las familias a menudo falsificaban documentos para evadirla pues dependían del trabajo de los pequeños. En 1916 la Ley Keating-Owens estableció estándares federales, incluyendo una edad mínima de 14 años para fábricas y 16 para minas, pero fue declarada inconstitucional. La esclavitud no había terminado. Fue recién en 1938 que la Ley de Normas Laborales Justas -Fair Labor Standards Act- finalmente impuso regulaciones efectivas contra el trabajo infantil en Estados Unidos.
Se estima que el número de niños trituradores llegó en 1880 a los 20,000 en sólo en Pensilvania. Para 1900, la cifra se acercaba a 18,000 y para 1902 los números habían descendido a 13,133.
La explotación de los niños trituradores es un símbolo de los excesos de la industrialización y la falta de regulaciones laborales en el siglo XIX y principios del XX. Las fotos de Lewis Hine – que acompañan esta nota- y las campañas de reforma del “Progressive Era” fueron clave para acabar con esta práctica.
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